No me arranques el sueño que me diste
desde el fondo lejano de la ausencia;
porque, de tí privada en permanencia,
la vida de vacio se reviste.
Deslízate en mi oscura noche triste
derramándote en mí en gentil violencia,
apuñalando olvido, indiferencia,
y cuanto entre nosotros se resiste.
Ven a mi sueño. Yo estaré despierto,
que no quiero perderte, si dormido,
y te sueño mejor en mi velar.
Bajo tu cuerpo yo estaré cubierto,
me hallaré en tus entrañas sumergido,
y no querré dormir sin despertar.
Fco. Alvarez Hidalgo