Al fondo claro del deseo, ella,
transparente de intento, al descubierto,
como en laguna tersa, a cielo abierto,
reverberan los guiños de la estrella.
Sin pudor, con sonrisa que atropella,
pero sin dar lugar a desconcierto;
lo dice todo sin hablar, y advierto
a través de mi piel su íntima huella.
A qué profundo silencio, y qué elocuente,
como si yo rozándole la frente,
percibiera el latir de sus ideas,
Qué abrazo universal, que se me aferra
con la furia salvaje de la guerra
y el plácido vaivén de las mareas.
Fco. Alvarez Hidalgo