¿Cómo una vida exiges por entero,
si dueño soy de tan exigua parte?
Sólo un momento de hoy puedo entregarte,
las huella de mi pie, más no el sendero.
Ayer huyó; nos mira prisionero
desde el mural creado por nuestro arte;
mañana aún se refugia en el baluarte
que separa nacido y venidero.
No soy señor del mar, soy un navío
que mi surco puedo llamar mío,
dueño no más que de timón y vela.
Déjate amar en este único instante,
sin mirar hacia atrás ni hacia delante,
sin nostalgias, proyectos ni cautela.
Fco. Alvarez Hidalgo