Contemplo el mar, el reflejo de la luna en él
ese anochecer que tanto he soñado
poderlo a tu lado ver.
Pero ya no importa, me he acostumbrado
a la soledad de mi alma
a estar sin tí, sola en la sombra.
Las golondrinas me acompañan
su revolotear me ayudan a olvidar
todas mis penas y mis agobios
ellas son el reflejo de mi sentimiento.
Por eso hay días en que me asomo
para poderlas contemplar,
su vaiven de idas y venidas
esos reflejos en el mar
esa paz que en momentos se anhela
esos recuerdos que nunca se quieren olvidar.
Angela Ucher Soto
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