Como recuerdo esa noche inolvidable
con los reflejos de la bella dama
iluminando en todo su esplendor
toda nuestra pasion y amor
que poco a poco nos envolvia.
Y nos resistíamos a dejarnos,
a separarnos mutuamente el uno del otro
cuánto amor, cuánta ternura
esos dulces besos, esas tiernas caricias
por todo nuestro cuerpo, que noche
la de aquel día.
Angela Ucher Soto
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