En esta cálida y mágica noche
al final, fuimos dos en uno
nuestras miradas intensas
hablaron por si solas, se entiendieron
con la luz que la luna que nos iluminaba
todo nuestro esplendor le cautivaba,
bajo su reflejo nos incitaba
a ese amor que los dos gritábamos
como dos locos enamorados, nuestras
almas juntas y nuestros labios
fundiéndose en un apasionado beso.
En esa noche mágica donde todo es fuego
es pasión, tumbados en la húmeda arena
donde las olas tocaban su melodia
que a su vavien nos enamoraba cada vez más
en esa noche para nosotros dos mágica.
Angela Ucher Soto
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